07-05-2014

Tenemos las Máquinas en Inrocks.com

Tenemos las Máquinas 

Por Romina Zanellato

 

Inauguramos la sección Editoriales Independientes con “Tenemos las máquinas”, un emprendimiento de Julieta Mortati surgido de la experiencia en los talleres de escritura y los ciclos de lectura.

Julieta Mortati llegó de Berlín –donde vivió durante un tiempo– y al día siguiente estaba en el taller de escritura de Santiago Llach. Volvió con ganas. Y todo ese impulso para escribir y contar derivó en otra cosa: descubrió su literatura. Y no hablamos de la que ella escribe sino la que disfruta, la que gusta leer y oír.

“De pronto estaba ahí, escuchando textos que me parecían buenísimos, con una voz actual, con cosas para contar, de gente que después se convirtió en amiga. Pensé que tenía que hacer algo con todo eso, que no podía quedar ahí en la escucha de taller, y me dije ‘tengo que publicarlos’. Hablé con mi papá que tiene una imprenta, y empecé a trabajar con dos amigas: Ana Carucci, que es ilustradora, y Lara Melamet, que es diseñadora”, cuenta Julieta.

La literatura se encuentra y, según ella, cada cual lo logra en distintos lugares. El ámbito del taller literario –tan vapuleado por algunos– es el que le tocó. ¿Por qué? ¿Qué hay ahí? Una incesante producción de textos de gente que se dedica a escribir y de gente que tiene una profesión completamente desligada de las artes. Ahí también se genera algo que Julieta rescata: lo colectivo. Un texto, cuando se da por finalizado, pasó por la opinión de todos los talleristas, por la intervención del compañero y del guía. “Es un gusto y una decisión de que la literatura sea esto, que no sé qué es”.

Julieta explica así su catálogo, que incluye libros en su amplia mayoría engendrados en estos talleres o en los ciclos de lectura y música FestiTé, que organizó. Y si bien convocó a otros escritores para editar, no sabe por qué terminó descartando esos textos que no tenían el ritmo, la cadencia de aquellos que compartían el combustible del taller. “Igual intento no sucumbir ante el amiguismo. Pero creo que en un principio la literatura que uno genera está hecha para ser leída ante los amigos, es para ellos, aunque la construcción sea íntima”. Y el ámbito, el vehículo, para contactarse es el taller.

En 2012 se lanzó Tenemos las máquinas, y el sello empezó editando dos nouvellesde Martín Wilson (El que no salta es un inglés) y de Damián Tullio (Algo que nunca le conté a nadie). Después se sumó Tálata Rodríguez con Primera línea de fuego y se editaron los dos tomos de la colección Las Naves, una suerte de publicación temática sobre cine en español e inglés en el que los cineastas dialogan con la crítica y el espectador. Pronto saldrá el tercero número, titulado Lecciones de cine. También está por editar un libro de Alfredo Jaramillo, un escritor neuquino que tiene publicados varios libros de poesía.

“Estoy pensando en hacer una nueva colección de libros temáticos ilustrados. Cortitos, de 60 páginas, sobre biología, gastronomía o manuscritos de cosas que no sean la literatura que leemos habitualmente. Los autores se la pasan leyendo narrativa y hay que nutrirse de otras cosas, de otros ámbitos. Me interesa abrir el campo”, relata Julieta.

Su modo de trabajo parte siempre desde una idea madre y luego busca armar un equipo de trabajo para cada edición. Así, cada libro lleva meses de trabajo de edición, de diseño, de armado, como por ejemplo las dos antologías que presentaron semanas atrás: Felices juntos, de narrativa argentina, y El mezcladito, de poesía actual de América Latina. En cada tomo participaron alrededor de treinta autores nuevos y la curaduría fue compartida con María Bernadello, Johanna Braña, Magalí Etchebarne y Flor Monfort.

Con un capital mínimo y los escritos elegidos, las primeras tiradas fueron apareciendo y volvieron todo el proyecto realidad. Es Julieta la que distribuye los libros con un carrito por algunas librerías de la ciudad. Es ella la que sostiene el sueño y la que afirma, convencida, que el libro está más vivo que nunca.