En “La vuelta al perro”, libro que se mueve entre el relato y el ensayo, entre la narración de vivencias y las preguntas sobre el sentido de la literatura, la escritora chilena Cynthia Rimsky retrata sus días y su entorno en un pueblito de la pampa bonaerense.
La escritora chilena Cynthia Rimsky (Santiago de Chile, 1962) vive desde hace años en un páramo de la pampa bonaerense, al que le pusieron el nombre de un brigadier el mismo día en que bautizaron, en 1880, la homónima estación de tren: Azcuénaga. Ese pueblo, con menos habitantes que una tirada de un libro de poesía, se convirtió en su lugar en el mundo, su búnker existencial. Desde allí, con lo que tiene a mano, con lo que ve por la ventana, con lo que encuentra en sus expediciones para aprovisionarse o con las historias que cuentan vecinas y vecinos, construye los relatos breves (o los episodios de una novela desarmada, o bien los tramos de un ensayo narrativo) que componen La vuelta al perro.
Cuarentena. Sequía. Una bomba de agua que tose unos hilitos de líquido. Un tejido de caminos rurales que apenas resisten el nombre de huellas terrosas. Una motoneta blanca. La casa. Un refugio para volver a mirar (y escribir), como si fuera la primera vez, cómo se despereza la vida (aunque parezca que no pasa nada).
Una mujer mencionada como “la carpintera” titila en la narración como compañera de ruta en ese lugar que parecería detenido en el tiempo, si no fuera por los campos de soja y las casas de fin de semana con piletas, que crecen como hongos de la noche a la mañana. Se leen los mensajes de WhatsApp con una vendedora de huevos (“agroecológicos”) de la zona. Un encuentro con una señora que nunca se animó a volver a la escuela en la que trabajaba. Relatos apareados en los alambres que separan las propiedades. La historia del “Loco del pueblo”. El taller donde todo puede ser arreglado y que hace las veces de un salón literario rodeado de maquinaria de campo. La leyenda de la tormenta de Santa Rosa que se presenta, no siempre puntual, antes de que termine agosto. Intrigantes carnicerías manejadas por jubiladas que podrían resumir el tono de estas vidas en minúscula, ráfagas de existencias chiquitas que se vuelven fábulas (sin moraleja).
Cynthia Rimsky es autora de Poste restante, La novela de otro, Los Perplejos, Ramal, Fui, El futuro es un lugar extraño, En obra, La revolución a dedo. En La vuelta al perro, libro que inaugura la colección de ensayos escritos por artistas que lanzó el sello independiente Tenemos las máquinas (toda una declaración de principios sobre las posibilidades de publicar en las grietas del sistema industrial de edición), y que suma fotografías de María Aramburú, la escritora chilena lleva al plano del relato brevísimos apuntes de sociología de la literatura, capítulo autoras/es sin chances de entrar al mercado. El libro también aloja, como un polizón, la pregunta sobre las historias que valdría la pena contar.