Por Lucía Junquera Ramos
Ilustración: Rodrigo Mirra
Los modos de consumir contenido se actualizan tan rápido como lo hacen los catálogos de las plataformas de streaming, y las redes sociales cambiaron para siempre la forma de comunicarnos y leer. En este contexto, la experiencia de la lectura en papel pareciera ser en un lujo y el libro un objeto de resistencia, incluso para la propia industria editorial.
De los 128 millones de libros que se vendían en 2014 se pasó a 43 millones en 2018, es decir, hubo una caída de alrededor del 70%, así lo revela el análisis “La tormenta perfecta” de Nicolás Sticotti, publicado por el Centro Universitario de las Industrias Culturales Argentinas. Así mismo, en el primer semestre de 2019 se registraron 18,6 millones de ejemplares impresos, menos de la mitad que en 2015, lo cual marcó una caída del 55%.
¿Cómo se refleja esto en el ámbito editorial? Las ventas caen, se pierde la rentabilidad, la producción se reduce, se posponen los contratos con los autores, aumenta el valor del papel y las impresiones, se pierden puestos de trabajos: libreros, editores, ilustradores, traductores, distribuidores, etc. y, finalmente, se cierran editoriales, librerías e imprentas.
Pero no son todas pálidas: Argentina es el país “con mayor hábito de lectura de toda el área del idioma castellano, y cuenta con una población joven y lectora”, según El Libro Blanco de la Industria Editorial, un informe de La Cámara Argentina de Publicaciones (CAP) presentado en 2018.
El mismo relevamiento informó que la industria nacional del libro registra 389 casas editoriales en actividad, contemplando las “emergentes”, aquellas que cuentan con más de cinco años en el mercado y que publican menos de cinco títulos anuales; esta última categoría creció desde el 2017 un 3,4% y del total se registraron que 89 son editoriales universitarias y 129 de autor.
Lejos de la obsolescencia programada y de las tiradas a gran escala, cuando la idea de un libro se materializa en una editorial independiente, cada ejemplar está destinado, contra todo pronóstico, a ser perpetuo.
Tres editoriales que de manera autogestiva le hacen frente a esta situación y revalorizan el libro como objeto:
EDICIONES CUIDADAS Y AUTÉNTICAS
China Editora es un proyecto que nació en el 2013 como una editorial independiente y desde entonces creció junto a cientos de "lectores chinos" que dan su apoyo lanzamiento tras lanzamiento. En 2019 dio un gran salto en la distribución de sus ejemplares, de la mano de Big Sur Distribuidora.
Para Caterina Gostisa, emprendedora y editora del proyecto, su principal prioridad es generar ediciones cuidadas: tipografía fina y párrafos espaciados que incentivan una lectura dinámica y despejada, papel resistente y tapas que se agotan de elogios con ilustraciones con colores brillantes y terminaciones perfectas.
Sustentadas bajo la premisa "ediciones cuidadas de libros en los que creemos", las publicaciones de China Editora conforman un catálogo auténtico en el que conviven autores consagrados, contemporáneos y apuestas por autores inéditos. En cuanto a la selección de material, propone y construye variedad desde la narrativa, la poesía, el ensayo y la crónica.
Entre sus títulos se encuentra El nadador en el mar secreto, de William Kotzwinkle, una nouvelle que se posiciona como el éxito del año en el sector editorial independiente. Se suman a la lista de sus últimos lanzamientos: Pupila, de Zui Long, Los hologramas no hacen compañía, de Gonzalo Gossweiler y Razones y osadías, de Gustave Flaubert.
UN APICULTOR OPTIMISTA
Barba de Abejas es una editorial artesanal y taller tipográfico que nació a fines de 2010 como una idea ligada a la publicación de traducciones en formato libro-objeto autogestionado. Eric Schierloh tiene un taller dentro de la casa familiar donde se hace absolutamente todo: "desde la escritura y el diseño hasta la impresión y la encuadernación".
Al ser consultado por la distribución de sus libros, dice: "Tengo bastante certeza de la pequeña comunidad en la que se mueven porque las ventas con envío por correo postal son persona a persona, no está mediado y de alguna forma humanizan la adquisición de las publicaciones; mientras que las pocas librerías independientes en las que se consiguen los libros muchas veces funcionan como la vía de llegada a personas que luego me buscan en las ferias. Es un tipo de circulación bastante personal, modesta, lenta, fiel y sostenida en el tiempo, casi todo lo contrario del mercado editorial hiperindustrializado".
En cuanto a la edición independiente, Schierloh reflexiona: "es un espacio cada vez más vital que al mismo tiempo va a tener que revisar sus objetivos para no perecer disputando con las reglas que escriben los grandes; y en cuanto a la edición artesanal, bueno, soy definitivamente muy optimista", concluye.
Entre las publicaciones previstas para el año que viene en Barba de abejas hay textos de David Lynch, de Eduardo Stupía, Roger Deakin, Gabriela Mistral y William Morris; además, del libro Vida editorial de las abejas, sobre los primeros 10 años de vida del proyecto editorial.
LIBROS CON UN GIRO DE TUERCA
Tenemos las máquinas es un sello editorial que se inició en 2012 en una pequeña imprenta de Buenos Aires. Dividieron su trabajo en cuatro colecciones: Antologías, con una selección de autores a modo de registro y reflejo de lo que sucede en la escena de la literatura actual. "Estas antologías se nuclean alrededor de experiencias (Latinale y FestiTé) en las que participan autores argentinos y latinoamericanos", detalla el equipo en su página.
Primeros Libros y Jóvenes para siempre que componen "El aullido original, los límites del ensayo y error, la experiencia de la primera vez. En esta colección se publican obras de autores inéditos y primeras obras de escritores consagrados; un lugar para las prosas que siempre nos parecen nuevas".
Las Naves: "una colección de cine bilingüe español/inglés en la que cineastas de todo el mundo escriben sobre su trabajo a partir de ejes temáticos como excusa para explorar el estado del cine y sus posibilidades", editado por: Cecilia Barrionuevo, Edgardo Dieleke, Julieta Mortati.
Avenida Independencia: inspirados en la dirección donde queda la imprenta de fundación de la editorial. Esta propuesta "busca impulsar ensayos escritos por artistas, con la voluntad de publicar textos cercanos a los modos de producción, a sus procedimientos y a la independencia de los artistas que defienden un modo de escribir sin restricciones".
Pero la verdadera impronta de este proyecto reside en su poder de inventiva. Crearon un ciclo de música online en el que invitan a bandas indies de la escena local a tocar en el espacio de trabajo.
En los tiempos que corren, el desafío que supone encontrar unos minutos al día para acercarse a una historia, conocer sus personajes y habitar la trama entre teorías y desenlaces, sin notificaciones, ya posiciona al acto de leer como un hábito contracultura.
Si esta pequeña revolución es acompañada por la intriga de conocer quiénes habitan el circuito del libro independiente, se abre, como si fuera una búsqueda pirata, la posibilidad de dar en el mapa de la literatura con grandes tesoros.